La polémica continúa. Ya hace años que se lleva debatiendo el uso de antibióticos en animales de abasto, la principal problemática reside en la creación de resistencias que reducen o eliminan la posibilidad de recuperar a la persona. Lo

primero que hay que dejar claro, es que los animales de abasto no son los únicos responsables de la creación de resistencias. Si analizamos la figura 1 podemos ver que en el «ciclo de resistencias» también entra en juego lo que comúnmente se denomina ambiente hospitalario.
Dejando de lado las resistencias debidas al ambiente hospitalario y centrándonos en el ámbito veterinario, os invito a leer una noticia publicada en la web de www.agriculturaganaderiapesca.com. En dicha noticia comenta que los eurodiputados abogan por limitar el uso de los antibióticos:
- De forma profiláctica, no usándolos «como medida preventiva, en ausencia de síntomas clínicos de infección».
- De forma metafiláctico, su uso «debe restringirse a los animales clínicamente enfermos y a animales individuales con alto riesgo de contaminarse».
Dicho de otra manera, una de las propuestas para reducir las resistencias bacterianas es modificar el cuándo recetar los antibióticos. Mis compañeros que trabajan continuamente en el campo me perdonaran si me equivoco, pero los animales con «alto riesgo de contaminarse» dentro de una granja son todos debido a la alta densidad de población que existe en la misma. Resumidas cuentas, que acabaríamos medicándolos todos volviendo al principio.
Otra línea de trabajo propuesta, creo que más acertada, es:
- Reservar antibióticos únicamente para el uso humano, de tal manera que la posible ingestión de bacterias resistentes procedentes de los animales no provoque resistencias en las personas (figura 1) al ingerir la carne.
- Incentivar la investigación en la creación de nuevos antibióticos y proteger dichas inversiones comercialmente.
Creo que más acertada, porque el qué antibiótico tiene menos posibilidad de error que el cuándo y porque la creación de nuevos antibióticos siempre es bienvenido. Sólo hace falta que la Comisión Europea, sobradamente preparada, utilice criterios científicos en dicha selección y nos deje los veterinarios, si es posible, con algún medicamento para sanar a los animales….ciertamente, «milagros no existen».
Manel Morcillo
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